viernes, 16 de septiembre de 2011

Pasos hacia la inteligencia emocional

Reconoce las emociones ajenas
      Reconocer las emociones ajenas, significa tener empatía. No quiere decir que tengas que dejar a un lado tus convicciones y asumir ciegamente las de la otra persona, es simplemente respetar su postura y su motivaciones. Es ponerse en la piel del otro para intentar comprender el porqué de sus actos, aunque no los compartamos. 
     Gandhi dijo en alguna ocasión "las tres cuartas partes de las miserias y malos entendidos en el mundo terminarían si las personas se pusieran en los zapatos de sus adversarios y entendieran su punto de vista". 
     La base de la empatía radica en estar atentos a nuestras propias emociones, es decir, tener una teoría de la mente, con ello reconoceremos y comprenderemos los sentimientos de los demás.

 

 Motivate a ti mismo  
 
     Para enfrentarse a la vida con alegría, es necesario motivarse. Para ello es necesario:
     Pensar en positivo. Cuando pensamos en con positivo, nuestra energía es positiva y nos convertimos en personas creativas, con metas positivas y con ganas de triunfar. Nunca es tarde para cambiar nuestros pensamientos. 
      Querer cambiar para mejorar y ver la vida por el lado positivo.
     Buscar gente que nos motive, que tenta entusiasmo y quiera hacer bien las cosas.
      Creer en nuestras posibilidades. En la mayoría de las ocasiones uno tiene más potencial del que cree, solo es necesario intentarlo  con ilusión.
      Pensar en un final positivo de todo aquellas cosas en las que nos aventuremos. Visualizar  un final exitoso.
      Recordar exitos. Cuando pensamos en acciones anteriores en las que tuvimos éxito, nos trae a la memoria situaciones agradables, lo que nos indica que podemos volver a tener éxito en nuevas acciones. Además ese mismo estado agradable nos realimenta positivamente, situandonos en un estado de animosidad.

 Controlar las emociones 

   Un aspecto importante a la hora de controlar las emociones, consiste en mantener el equilibrio emocional. Con ello me refiero a que no se trata de cortar tajantemente o reprimir nuestras emociones, cada emoción tiene su sentido adaptativo para la persona. Se trata de evitar el exceso emocional. Es adaptativo sentir la emoción de miedo, porque en un determinado momento nos ayuda a huir o evitar una situación o circunstancia, pero no es adaptativo estar permanentemente sintiendo miedo. Tampoco sería adaptativo reirse (emoción de alegría) en todo momento y situación.
     Otra cuestión es detectar la emoción que nos invade. En el caso del enfado ocurre que ante una situación amenazante podemos huir o estallar en emoción de ira para defendernos de esa situación. Esa explosión de ira surge rápidamente, por que nuestro organismo  activa  los circuitos hormonales para  enfrentarse a la situación, pero ese estado de activación debido a la descarga de hormonas  tarda en disiparse. Si durante ese estado emocional, surge otra situación amenazante, por nimia que sea, incrementa nuestro enfado produciendo lo que se llama escalada del enfado, agrabandose la situación cada vez más, pudiendo llegar a extremos que afecten seriamente a nuestra salud tanto física como psicológica. 
     Un aspecto importante es prestar atención a los pensamientos que iniciaron nuestro enfado y que nos invaden durante ese estado emocional. Cuanto antes detectemos ese sentimiento de ira, menor serán los efectos del enfado. La forma de evitarlo consiste en distraer nuestra atención o retirarse del foco que lo provocó, hasta que la activación de ira desaparezca. El hecho de estallar abiertamente, no soluciona el  problema, sino que aumenta la ira y las consecuencias que puede acarrear pueden ser muy perjudiciales como ansiedad, rupturas, crisis matrimoniales.
     En cuanto a la emoción de tristeza, decir que es un sentimiento de abatimiento, de soledad, de inactividad, que cuando nos obseionamos o permanecemos anclados en esa idea o pensamiento que nos provoca tristeza, puede llevarnos a un estado de depresión. La manera de evitar ese estado es reflexionar sobre la causa que nos provocó esa situación e intentar ver esa situación desde una perspectiva diferente, tener relaciones personales, mirar el lado positivo de las cosas, sentirse útil y hacer actividades que nos agraden como hacer deporte, escuchar música, etc.
 
    Conocete a ti mismo

     Una condición necesaria para la inteligencia emocional, es conocerse a si mismo. Reconocer un sentimiento en el mismo momento en que aparece es la base principal de la inteligencia emocional. Aquellas personas que conocen sus verdaderos sentimientos, suelen dirigir sus vidas de una forma más eficaz. 
     La toma de conciencia sobre uno mismo, conocer nuestro estado de animo y nuestros pensamientos, posibilita  tener control  sobre los sentimientos tanto positivos como negativos. Tener conciencia cuando un sentimiento negativo nos invade y ejercer control sobre él, nos ayuda a interrumpir su acción y evitar en todo lo posible que nos afecte y nos dañe, o incluso podamos sentir un secuestro emocional. 
     Un secuestro emocional lo podemos tener cualquiera. Ante una situación que nos provoca una emoción negativa y explotamos desproporcionadamente ante algún familiar, compañero o cualquier persona que tengamos delante, sin tener conciencia de que nos ha pasado, simplemente hemos sentido una emoción y no hemos tenido consciencia de lo que nos ha pasado y porqué ha pasado. 
     Cuando una persona es consciente de sus emociones, se siente segura y autónoma, siente que tiene autocontrol, una visión positiva ante la vida y no se obsesionan cuando un estado de ánimo es negativo. 
     Por el contrario aquellas  personas que no son conscientes de sus sentimientos se sienten desbordadas por sus emociones, encuentran que no pueden controlar sus vida y escapar de esas emociones negativas. Incluso algunas de estas personas se resignan y aceptan pasivamente su estado de ánimo, sin tratar de cambiarlos.
     La alexitimia es un tipo de transtorno, que sufren aquellas personas que son incapaces de expresar con palabras sus sentimientos, pueden describir sensaciones corporales, pero no saben  comunicar que emoción es la que sienten, confundiendo el malestar físico con el psicológico; y es que carecen de la habilidad necesaria para la inteligencia emocional que es la conciencia de uno mismo. 
Habilidades Sociales 

    Para tener éxito en las relaciones sociales debemos desarrollar dos habilidades, el autocontrol y la empatía. Estas habilidades, nos permiten relacionarnos con los demás, influirles, tranquilizarles y mediar en los problemas.
     Ante la presencia de un problema, una persona con inteligencia emocional, no impone su opinión, sino que intenta negociar las soluciones, mediar para que las posturas de las dos partes no se vean afectadas. Una negociación verdadera no es aquella en la que una de las partes sale victoriosa, sino aquella, en la que las dos partes salen beneficiadas. Para ello es necesario hacer un análisis de los sentimientos, motivos e intereses de las personas que les lleva a actuar de una determinada manera. 
     Las personas socialmente inteligentes conectan facilmente con los demás y pueden convertirse en líderes, puesto que saben expresar los sentimientos colectivos y ponen a los demás de buen humor. A estas personas se las suele llamar personas medicina.